En el capítulo central de 1984, de George Orwell, su protagonista Winston Smith descubre en un manuscrito clandestino las tripas del mundo dictatorial y alienante en el que vive. Averigua que las superpotencias en las que se encuentra dividido el mundo se mantienen en estado de guerra permanente con el único fin de mantener intacta la estructura de sus sociedades.
En nuestro mundo empresarialmediáticopublicitario tampoco a nadie le interesa poner fin al equilibrio de fuerzas entre los jugadores.
Ni a los medios, que disfrutan de la inflación imparable de sus precios. Ni a las agencias, que viven de las megacampañas publicitarias para televisión, la forma más rápida y fácil de hacer dinero que tienen a su alcance.
¿Y a las marcas? ¿No les correspondería a ellas, que son las que al final pagan la factura publicitari, poner coto de una vez a este despilfarro?
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