Marketing en 2025:  ¿Amar en la era del desamor?

enamorar a tu cliente

Marketing en 2025

Hoy me he reencontrado con una charla que impartí en Santander Social Weekend y arrancaba con esta frase, que no es mía sino del filósofo alemán Leibniz:

“Amar es buscar en la felicidad del otro, nuestra propia felicidad”

En Marketing la felicidad es la venta

Sí, en Marketing la felicidad no es la satisfacción “del otro” sino “mi” propia venta.

Y mucho me temo que lo seguirá siendo en 2025:

  • La venta es nuestro único motor porque es lo que nos hace parecer exitosos.
  • Es la vara de medir con la cual nuestros jefes nos evalúan y la base para calcular cómo nos evaluarán el próximo año y el siguiente.
  • La venta son las notas con las que nos comparamos con nuestra competencia.

Por eso cuando vendemos tendemos a pensar que esos clientes que nos compran, también nos aman.  Y no siempre sucede así.

El duro trabajo de los marketinianos

El trabajo de los marketinianos es muy, muy duro.  Porque consiste en construir confianza dentro de un contexto de desconfianza.

Los consumidores viven una era de profundo desengaño: perciben que a las marcas solo les interesan nuestros euros, no ellxs mismxs.

Según un estudio de la consultora Cohn & Wolf, tan sólo un 5% de los consumidores creen que los negocios son transparentes y honestos.   El resto desconfían.

Y no, la desconfianza con respecto a lo que una marca dice/hace no se elimina con publicidad (que es la versión más oficial que existe del discurso de la marca).

Se elimina con amor.  Sí, con amor.

El engagement es amor.  Y las suscripciones también.

Hablar de amor en un artículo sobre Marketing tal vez te haya parecido una exageración, un recurso para que siguieses leyendo.

enamorar a tu cliente

Sin embargo, el proceso de conquistar a un cliente presenta todas las analogías del mundo con las relaciones afectivas entre las personas.

Hay muchas marcas alrededor, igual que hay muchas personas alrededor.  La mayor parte de las personas con quienes nos cruzamos cada día pasan desapercibidas.  Igual que nos sucede con las marcas.

Y sin embargo un día una sonrisa entre la multitud nos llama la atención y nos cautiva.  Hasta el punto que deseamos acercarnos.  Igual nos sucede con las marcas.

Así se forjan las relaciones: alguien nos ofrece algo que los demás no nos dan y por eso deseamos más.  

Por eso en las Escuelas de negocio nos enseñan que solo las relaciones sostenibles con las personas garantizan que una marca atraerá suficientes clientes como para sobrevivir y crecer:

  • Por eso el engagement que mides en tus redes sociales es amor. O por lo menos afecto.
  • Por eso la suscripción a un canal de marca es amor. O por lo menos una demostración no disimulada de interés.
  • Y en general, las personas tienden a conectar emocionalmente con una marca, cuando esta les ofrece soluciones a sus necesidades en lugar de limitarse a vender interesadamente un producto.

El marketing de 2025:  amar primero, vender después

Esta Navidad vas a recibir 3.000 impactos publicitarios cada día y vas a olvidar instantáneamente el 98% de los mismos.

Querer asomar entre todo ese ruido gritando más que los demás con el fin de conseguir una venta por la vía rápida es absurdo.  Sin embargo, en el momento en que:

  • comenzamos por a escuchar al consumidor,
  • utilizamos su lenguaje,
  • respondemos a sus inquietudes,
  • a sus necesidades y puntos de dolor,
  • ejercemos de facilitadores y catalizadores para aquello que les interesa… la cosa cambia.

En Instagram tienes ejemplos de marcas que lo están haciendo de cine. Tú sabes perfectamente cuáles son:  La Liga, KFC, Netflix España, Nude Project, Durex…

Y seguro que intuyes la forma que tienen de conseguirlo:

Escuchan, contratan especialistas en comunicación que se mimetizan bien con esas comunidades, participan, sorprenden porque ofrecen retos y experiencias reales (presenciales y digitales), humanizando así a las marcas para las que trabajan.

Pero claro, aprender a trabajar de esta forma lleva más tiempo que dejarse llevar por la subjetividad de un publicista.   Es más fácil y rápido lanzarse a hablar sin escuchar primero.

Por eso estoy seguro que el marketing en 2025 seguirá orientándose al monólogo, no al diálogo.   Utilizando la publicidad como improbable atajo a los corazones de los clientes.