5 diferencias entre la VIEJA y NUEVA PUBLICIDAD (cuadro comparativo)

La trampa del «minuto de oro»

A diario recibo mailings (supongo que alguien me envía esa información porque piensa que la voy a publicar en este blog), que ensalzan como un gran logro el que tal o cual marca haya disfrutado del minuto de oro en TV la noche anterior.  Percibo poco interés por entender de qué va la nueva publicidad.

El logro (supongo), consiste en haber impactado a más gente en un bloque publicitario.  O lo que es lo mismo, el logro consiste en haber interrumpido a más consumidores que nadie (porque esos consumidores estaban delante de la tele, no lo olvidemos, para ver First Dates, a Pablo Motos o tal vez una película, no los anuncios).

Si en un mundo plagado de DVRs, Ad-Blockers y Smart TV´s gracias a las cuales el espectador se autoprograma, la publicidad sigue anquilosada en la persecución de KPI´s decimonónicos como éste, simplemente estamos muertos.

 

La nueva publicidad: 5 cambios de chip para recuperar el interés de la audiencia

De todos ellos hemos hablado en un momento u otro.  Hoy los recojo en forma de cuadro.

La columna de la derecha apunta el único futuro posible para la publicidad, como apuntaba uno de los profesionales clave de este siglo a quien deberíamos tener presente:

La única publicidad viable en el futuro será la que las personas quieran en su vida.  (Jeff Hicks, ex CEO Crispin, Porter & Bogusky)

 

¿Y cuál es el camino para conseguir que las personas quieran en sus vidas los mensajes procedentes de nuestras marcas?:

  1. Sentarse a investigar, diseñar y esculpir en piedra un posicionamiento perdurable que nos permita adquirir relevancia frente a la competencia.  En lugar de elucubrar ideas brillantes para conseguir la reverencia de los colegas.  En Estados Unidos decenas de grandes anunciantes están asignando este trabajo estratégico a consultoras.  Sí, a consultoras, no a agencias de publicidad. ¿Todavía nos seguiremos preguntando por qué?
  2. Centrarnos en conseguir una audiencia propia, en lugar de alquilar una audiencia ajena.  Invertir en Facebook como único recurso para conseguir una relación digital con tus fans es un suicidio.  Primero porque Facebook inflacionará el coste de sus ads hasta donde le interese para cuadrar sus problemáticas cuentas.  Segundo, porque a Facebook le podría pasar un día lo que a Vine: desparecer.
  3. Desterrar la obsesión por el impacto.  No queremos impactar, no queremos «golpear«; muy al contrario queremos «acariciar» al consumidor para que vuelva a nosotros una y otra vez.  Para enamorar no hay atajos: es necesario cultivar la relación con generosidad una y otra vez hasta que los lazos vayan estrechándose.
  4. Invertir en un contenido acojonante.  Solo un contenido magnífico nos permitirá sacar buena nota en los puntos 2 y 3.  Hoy me ha llamado la atención un TT (pagado) de una empresa turística que nos ofrecía ver un supuesto «documental».   Pinché en el link para ver un egocéntrico anuncio de tres minutos.  Lo abandoné preguntándome cómo es posible que alguien piense que un contenido así puede competir en interés con todo lo que inunda Twitter a diario.
  5. Dejar de irritar (interrumpiendo se irrita).  Y comenzar a empatizar (ofreciendo información de valor o entretenimiento se empatiza).

Esto es todo por hoy.  No me diréis que no hemos ido al grano…

Saludos a todos.