3 cosas que aprendí al cerrar mi primera empresa (¡hoy tengo el día sincero!)

¿Por qué quiebran las empresas?

Lo sé, por qué quiebran las empresas es la pregunta del millón…  No me atrevo a contestarla en términos generales pero sí a compartir con vosotros lo que a mí me sucedió.

Como cuento en mi libro «Game Over», no monté mi primera empresa para obtener una especie de redención esotérica al tener que cerrarla tres años más tarde. Tampoco lo hice para publicar ese libro, ni para hablar sobre el fracaso por España.

El fracaso supuso un batacazo profesional gigantesco (con 35 años me vi sin blanca; no  a cero sino con una deuda de seis cifras en el banco…).  Y por supuesto, lo peor fueron las consecuencias personales.

por qué quiebran las empresas: game over, mi libro

 

Una década después

Estos  días se cumplen prácticamente diez años de aquello.  Todavía me preguntan si me compensó aquella experiencia, si aprendí algo por el camino que me haya hecho más fuerte en la realidad.

La respuesta es que sí lo hice.  Pagando un precio mucho más caro que un MBA.  Pero es que en los MBA difícilmente te enseñan estas cosas, porque nada de lo que aprendes en los malos momentos se encuentra en los libros de Management.

Si tuviera que darte 3 consejos sobre cómo mantenerte a flote, cómo sobrevivir en medio de las peores crisis, igual que los gorriones superaron las glaciaciones, serían sin duda estos tres.

 

1.Rodéate del mejor equipo que puedas pagar

Un director de cuentas al que conocí en una agencia solía decir que «tú serás tan bueno como el equipo que tengas».  

La partida de recursos humanos es la más inapropiada para escatimar dinero.  Un empresario que asume funciones técnicas que no le corresponden en el intento de ahorrarse un salario, termina quemándose.  (Si quieres leer más sobre la «ley del rendimiento decreciente» y el «efecto burnout» te recomiendo este artículo)

ANTES:  en cuanto abrí la puerta de mi primera empresa (sector hostelería), me convertí en un hombre orquesta.  Un híbrido de camarero, técnico de mantenimiento, responsable de recursos humanos, de marketing, de contabilidad… Porque habíamos infra-financiado la empresa y no disponía de fondo de maniobra suficiente para poner a buenos profesionales al mando.

DESPUÉS: mi agencia está muy lejos de ser la empresa hipertrofiada de personal y plagada de becarios que se estila en el sector publicitario.  Nuestro modelo es: poca gente, pero que demuestre seniority y trabaje de forma autónoma.   Si no son capaces de trabajar así, no encajan en nuestro equipo.  Y por mi parte, me autoimpongo la norma de desconocer el día a día de los proyectos: simplemente no es mi función estar al tanto.  Para eso tengo a otras personas con un gran conocimiento técnico en producción audivisual, en social media, en project management, en SEO, en diseño… que lo hacen bastante mejor que yo.  Mi función es dirigir la empresa y desarrollar su negocio.

 

2.Dedica un día entero cada mes a tu cash flow

Como también explico en el libro, los que venimos de Marketing o departamento Comercial, estamos obsesionados con la venta pero rara vez prestamos atención a los costes.  Cuando son estos últimos los que pueden lastrar o incluso hundir un negocio.

De nuevo, cuando montas una empresa comienzan a aflorar costes que tienen poco que ver con tus previsiones iniciales.  Y debes estar preparado para monitorizarlos al detalle.

Esto puede ser tan fácil como montar una hoja de cálculo en la que detalles todos tus cobros y pagos, proyecto a proyecto.   Ojo, te hablo de cobros y pagos (tesorería, no facturas), que es lo que determina el metálico que queda en caja y el oxígeno real que tienes.

Yo trabajo con una previsión a 12 meses.   El próximo 1 de diciembre actualizaré mi previsión de Noviembre con los datos reales del banco, comprobando en que partidas me he desviado.  Y actualizaré las previsiones de los próximos meses con los nuevos costes e ingresos que vayan surgiendo.

¿Lo mejor de hacerlo así? La sensación de tranquilidad y control que te da.

ANTES:  tal vez alucinaréis si os confieso esto, pero en mi primera empresa muchas veces no sabía cada día 25, si cinco días más tarde iba a tener dinero en la cuenta para pagar las nóminas de los empleados.  Pero alucinaréis más si os digo que a muchísimas PYMES les sucede esto.

DESPUÉS: gracias a mis previsiones de cash flow hoy dispongo de información para detectar un problema de tesorería cinco o seis meses antes de que suceda.  Ese tiempo extra te permite tomar decisiones (buscar financiación, ajustar la plantilla, generar algún ingreso extra), que mantienen a la empresa a salvo de problemas más serios.

 

3. Pivota (esto es, cambia lo que tengas que cambiar sin que se te caigan los anillos…)

En mis charlas sobre fracaso empresarial, siempre hay alguien que elucubra que fracasé porque no tenía un business plan.

Erróneo.  Sí lo tenía.

Pero un business plan es un brindis al sol en Word o Power Point.  Porque se limita a definir un camino hipotético que pretendes seguir.  Camino que mi experiencia me dice que no tomaremos con exactitud jamás.  El duro realismo del mercado supera cualquier hipótesis previa.

Por ello, si no estás preparado para reorientar tu modelo de negocio cuando las premisas sobre las que escribiste tu plan han cambiado, estás muerto.

Porque la incertidumbre en el mundo de la empresa siempre está ahí, e incluso si prestas atención a los puntos 1 y 2 que acabo de contarte, esto no te garantiza tu supervivencia eterna.

La habilidad de pivotar requiere una cierta dosis de lucidez, pero sobre todo flexibilidad y humildad.

ANTES: en mi primera empresa (un negocio de hostelería con una oferta «rápida y natural» basada principalmente en alimentos en frío como ensaladas y sandwiches) debimos reforzar la oferta en caliente para poder abrir por las noches y tener más posibilidades de cubrir los costes fijos.  Pero, claro: ello implicaba cambiar mi cadena de valor de arriba a abajo.  Lo hice cuando ya era demasiado tarde.

DESPUÉS: cuando montamos lo que hoy es ZOND, nuestra agencia especializada en Branded Content, decidimos apostar solamente por el ámbito musical.  Al cabo de dos años me dí cuenta que si ya de por sí el Branded Content es un segmento emergente pero todavía pequeño, ponernos un corsé adicional nos conducía irremediablemente al hoyo.  Así que modificamos nuestra estructura y oferta de servicios, nos formamos y nos orientamos para producir Branded Content de cualquier temática.  Desde entonces hemos crecido a doble dígito año tras año.

 

Bonus: en el largo plazo, la suerte no existe

Recuerdo un comic que leí de niño y que se me ha quedado grabado. Un soldado aliado en la segunda guerra mundial acude a una vidente a leer su futuro. La pitonisa le augura que un día llegará a estar al lado de grandes mandatarios y altos jefes militares. Espoleado por esta promesa, una vez en el frente expone su integridad al máximo, convencido de que su suerte le protege y no morirá en combate. Al final, una granada le siega la vida y es enterrado en el panteón del soldado desconocido… junto a mandatarios y altos jefes militares.  La pitonisa no le había engañado. Solo que su predicción sólo llegó a cumplirse tras su muerte en combate.

Como apuntan los financieros, en el largo plazo los golpes de buena y mala suerte se equilibran.  Y por tanto su efecto sobre nuestros resultados también.

Jamás me quejo de la suerte para explicar las cosas cuando me va mal.  Por el contrario, aunque en mi experiencia no existen fórmulas infalibles para el éxito, sí hay prácticas que puedes aplicar para al menos tomar las riendas y evitar que el caballo sobre el que vas montado, se desboque.

Eso es todo por hoy.  Saludos a todos.