Hace unos días publiqué un postsobre la obsesión de ONCE por recurrir a la publicidad en TV como único medio para combatir el descenso en la venta de cupones y combatir a sus cada vez más numerosos competidores (Quiniela, Turf, Euromillones, TropecienetasnosecuantasBonolotos etc).
Pues parece que ya han desplegado una nueva estrategia, esta vez consistente en invitarnos al cine a cambio de comprar un cupón. Bueno, realmente no nos invitan, sino que nos ahorramos 1,50€ en nuestra entrada (si es que vamos de lunes a jueves, en los cines especificados, durante el próximo mes y dentro del espacio de 7 días desde que se compró el cupón, sin que sea día del espectador, quedan excluídas pelis digitales ¿? o en 3D)… Guau!!!
Me pregunto, ante la tesitura de tener que atraer al kiosco de la ONCE a nuevos consumidores que nunca lo han hecho antes:
– Cuál es el valor percibido de ahorrarnos el 25% de una entrada de cine? Justifica que vaya a un lugar que no he visitado nunca, a comprar un producto que jamás he considerado comprar, aunque me pille de paso?
– Tras años de promociones de cine gratis por parte de marcas de gran consumo de todos los colores y pelajes, qué valor emocional tiene un descuento de 1,50 eur en una entrada?
– ¿Qué sinergias existen entre el cupón y el cine? O simplemente es un regalo y ya está. Hombre, por 1,50€ podrían haber ofrecido un café con leche y una porra. O un periódico. O un montadito de chistorra.
Todos los puntos de contacto de una marca con sus clientes, actuales y potenciales (incluyendo los regalinchis), influyen en su posicionamiento. TODOS.
Alguien que ofrece un incentivo gris, de escaso valor, indiferenciado, incoherente, y para terminarlo de arreglar, con una redención confusa, emite esos mismos mensajes sobre su propia marca.