Anoche asistí a una sesión explicativa de BAN, la red de Business Angels de ESADE. Me parece una iniciativa estupenda que para ampliar el network nos inviten también a los ex-alumnos de ICADE. Pronto explicaré lo que estoy cociendo.
En la Divina Comedia, Dante en primera persona (metáfora del hombre) acompañado por el poeta Virgilio (la razón) y guiado por su amada Beatrice (la fé) después de visitar el Infierno y el Purgatorio, se aventuran en el Paraíso. El poeta se encuentra con 9 esferas, cada una de ellas corresponde a un grado diferente de la jerarquía angélica.
De vuelta al mundo real, pienso que también los business angels merecen una clasificación tentativa. A modo de ranking, desde lo más a lo menos deseable para un emprendedor novel:
1. Virgilios: habitualmente son personas con una cómoda posición patrimonial y mucha experiencia, bien como emprendedores, bien en puestos de Alta Dirección. Ello les permite adoptar un rol activo en nuestra empresa, quizá no implicándose en el día a día, pero sí aplicando un análisis profesional al planning y análisis de resultados e interviniendo en la toma de decisiones estratégicas (inversiones y desinversiones, financiación, oferta de producto, etcétera).
2. Beatrices: sin la experiencia de los anteriores, entran en los proyectos más por una corazonada que como consecuencia de una vocación real de ser inversores. Adoptan un rol pasivo y no suelen implicarse en la empresa ni en la toma de decisiones. Digamos que su apoyo al emprendedor es más emocional que de aportación de know-how. Ante las dificultades no aportan, pero tampoco enturbian el ambiente.
3. Dantes: con menor experiencia de gestión todavía, se implican en el proyecto por amistad (mejor llamémosle afinidad personal) con los emprendedores. Por su desconocimiento en materia de creación de empresas a menudo albergan expectativas desproporcionadas sobre la evolución del proyecto a corto plazo. Por eso mismo son los primeros en desconfiar del emprendedor y mostrar airadamente su descontento cuando las cosas van mal.
Sin utilizar estos ejemplos ayer en ESADE sí salieron estos tres perfiles. Concluyo:
– Teniendo en cuenta que un 46% de los proyectos en los que invierten business angels en España se saldan con la pérdida total o parcial de lo invertido (las empresas quiebran), más nos vale siendo emprendedores rodearnos de Virgilios que nos ayuden a bandear una situación empresarial difícil y a entender que el fracaso no es deseable pero siempre es una opción.
– Teniendo en cuenta que los business angels no se anuncian en ningún sitio y sólo se les conoce a base de crear networks, la tentación más frecuente de empresarios noveles es recurrir a inversores tipo family & friends. Ojo: eso puede añadir una responsabilidad emocional intensísima a la presión natural de dirigir una start-up.
– Derivada de la anterior, cuando recurrimos a family and friends para desembolsar una cantidad por encima de 100.000 euros, habitualmente el accionariado se fragmenta. Ojo de nuevo: magnífico caldo de cultivo para las opiniones subjetivas, bandos enfrentados y cháchara improductiva.
Si tienes un proyecto profesional en mente, escoge -si puedes- socios profesionales para acompañarte en el camino: que sepan más que tú de alguna función clave del negocio, que aporten estratégicamente aunque no estén en la ofi atendiendo a los clientes y que posean un network de contactos que puedan ayudarte en el camino.