Publicidad leal, veraz, honesta y legal
Cada vez que veo este anuncio de Autocontrol comprendo por qué el sector publicitario se encuentra en la encrucijada en la que se encuentra.
En el sector ensalzamos la publicidad como una comunicación natural, casi ecológica, que el consumidor asume encantado como parte de su vida.
Esto era así hace 40 años… cuando en casa había solo dos canales de TV, cuando el «Un, dos, tres…» convocaba cada viernes a más audiencia que el gol de Iniesta en la final del mundial, cuando el hecho de estar en TV confería a las marcas anunciantes un halo de prestigio.
Pero los tiempos han cambiado.
Hoy, con más de 100 canales en cada hogar español, que la publicidad deba ser leal, honesta, veraz o legal es algo que sobreentiende (como el valor en el ejército). Pero está muy lejos de ser el reto principal de la industria.
La publicidad: una molestia
Comparto con vosotros algunos datos sobre el consumo de publicidad para que no parezca que solo pataleo (algunos ya los habíamos presentado en posts anteriores):
- La saturación publicitaria en España nunca había sido tan bestial: el promedio de spots vistos por persona y día alcanza la cifra de sesenta y cinco. En 1995 hablábamos de solo cuarenta (62% de incremento).
- Según Zenith Media tan sólo prestamos atención al 0,3% de la publicidad que nos llega.
- El 92% de las personas rechazamos la publicidad. No la consideramos útil y no queremos perder el tiempo con ella.
- Según el interesantísimo estudio “Meaningful Brands”, desarrollado por nuestros amigos y socios en BCMA, Havas en el que fueron entrevistados ciento treinta mil europeos, no nos importaría lo más mínimo que el 92% de las marcas desapareciesen mañana mismo de la faz de la tierra.
- Cuando AC Nielsen preguntó a un grupo de usuarios cómo se informaban antes de adquirir un producto o servicio, un 92% mencionaban “preguntando a amigos o familiares”. En contraste, menos de la mitad mencionaban “publicidad en TV o medios impresos”, solo uno de cada tres la “publicidad en Internet” y apenas uno de cada cinco citaba la “publicidad en el móvil”. Publicitarios: ¡parece que la gente no nos cree!
Sí, la publicidad se ha convertido en la industria de la molestia. Los que trabajamos en este sector hemos aceptado como un dogma que para impactar a nuestro público objetivo, es necesario molestarle. Queremos enamorar a nuestros clientes dándoles por saco.
Es inútil: a medida que la tecnología llega a más y más hogares (Smart TVs con las que ver TV en «modo pull», adblockers, DVRs…), las personas vamos ganando poder en relación a las marcas.
Esto es lo que Jeff Hicks, antiguo CEO de la mítica Crispin, Porter & Bogusky y uno de los pioneros de la nueva publicidad apuntaba, apuntaba en 2008:
La realidad es esa. Podemos oponernos a ella, pero solo conseguiremos que el distanciamiento entre las marcas que comunicamos y los consumidores se agigante.
De la publicidad políticamente correcta a la publicidad interesante
Lo que al consumidor le aleja de la publicidad no es la falta de lealtad, ni de honestidad, ni de veracidad, ni de legalidad.
Sino la total y absoluta carencia de relevancia. Si la publicidad que me rodea no es interesante para mí (en otras palabras, si es un coñazo), la eliminaré de mi vida. ¡Porque en 2017 tengo formas de hacerlo!
Saludos a todos.