¿Por qué es obligado estudiar un máster?

Me deja perplejo ojear las páginas sepia del diario un domingo cualquiera y leer en las ofertas de empleo: imprescindible Máster en escuela de reconocido prestigio. ¿Qué es el reconocido prestigio? ¿quién lo reconoce? ¿en qué se basa ese prestigio?

Los máster nacieron, como tantas otras técnicas, modas y conceptos, en Estados Unidos. Siempre han sido populares en el mundo anglosajón, y hoy en día la convergencia hacia modelos educativos estandarizados en toda Europa, los está haciendo también más conocidos en nuestro país.

Nacen como una formación complementaria destinada a profesionales con años de experiencia en el sector y que pretenden reforzar determinadas áreas de su currículum, allí donde su experiencia laboral no alcanza.

Es decir, son un complemento a la experiencia profesional, no un sustituto de la misma.

Últimamente da la sensación de que la obligatoriedad del máster en los requisitos de las ofertas de empleo obedece a la aversión al riesgo que tienen algunos responsables de selección. Como si se sintieran más seguros sabiendo que sus candidatos han estudiado en tal o cual escuela de negocios. Ello les evita la complicada tarea de profundizar en cada candidato para determinar si su experiencia laboral les ha hecho adquirir los conocimientos y competencias necesarios para el puesto. ¿Por qué asumen que el que ha hecho un Máster sí las debe tener?

Del mismo modo que no todas las personas aprenden con la misma rapidez, incluso estando expuestos a idénticos entornos laborales, es mucho suponer que el haber cursado un Máster en determinada escuela es como un sello de calidad infalible que convierte a este graduado en el candidato perfecto.

Por otro lado existen competencias que no se pueden adquirir en el ambiente docto y de una Escuela de Negocios, sino en el fragor de la batalla en la empresa: la gestión de equipos, el liderazgo, el carácter emprendedor y la proactividad, la mentalidad comercial, la orientación a resultados…

Un máster puede ser un buen complemento al a experiencia profesional, y una vía para la especialización, algo en creciente demanda por parte de las empresas, pero nunca un sustituto a la experiencia sobre el terreno.

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