El spot de NPG, Tony Leblanc y los Leones de Cannes

Un anuncio que muchos fundamentalistas tildarían de casposo, pero que puede cumplir perfectamente su misión.

Aquí tenéis un "curioso" anuncio que probablemente os hayáis encontrado en la tele en los últimos días.  Apuesto a que a medida que se acerca la Eurocopa, si el presupuesto les aguanta, lo veremos mucho más.



 

Habrá quien lo encuentre gracioso.  Habrá quien lo encuentre patético, casposo, friqui, etc.  Francamente, me da igual.  Mi reflexión es otra.

¿Cuál es el propósito de esta campaña?

Se trata de la campaña de lanzamiento de la línea de televisores de NPG, una empresa española líder en el mercado de modems y faxes.

Veamos, si tiramos de manual de comunicación de marcas, cualquier acción está encaminada a una de estas tres cosas:

  1. Generar notoriedad (fase cognitiva)
  2. Tender lazos emocionales con el consumidor, activando su preferencia (fase afectiva)
  3. Estimular la intención de compra (fase conativa)

La asunción más generalizada en el sector en este momento es que, en un contexto de sobresaturación publicitaria, en el que los consumidores desconfiamos de la publicidad y tendemos a esquivarla, conseguir que un anuncio contribuya a que el consumidor se "enamore" de la marca es una quimera, no digamos conseguir que le catapulte al punto de venta.

Por lo tanto lo que NPG debería pedirle a este anuncio, simple y llanamente, es que su target conozca que la marca existe y qué tipo de productos ofrece

¿Realmente es una campaña "freak"?

Depende de bajo qué prisma lo analicemos.  Las reglas no escritas de la publicidad nos dicen que la marca es una diva a la que hay que maquillar para que luzca lo más inalcanzable posible.  Por tanto, un anuncio como este no se ganaría el respeto de los creativos ni podría ser siquiera presentado al festival publicitario de Cannes.

Y sin embargo probablemente este anuncio es mucho más capaz de activar el recuerdo de esta marca (nueva para la mayor parte de sus clientes potenciales) que cualquier spot efectista, presumiblemente lleno de recursos audiovisuales, "cover" imitando algún tema clásico y modelos reconocibles, guapetes y modernitos.

En primer lugar porque es fácil de entender.  En segundo lugar porque Tony Leblanc es un tipo que gusta a todo el mundo y prestarle atención durante 20 segundos es fácil.  En tercer lugar porque Leblanc repite el nombre de la marca a dolor.  No por azar, sino para conseguir que la recordemos.

Si la recordamos, es que esta publicidad sí vale para algo

Por tanto en mi opinión la campaña puede cumplir perfectamente su cometido: si consigue que recordemos su marca, es que ha hecho bien su trabajo. Aunque los publicitarios más nostálgicos y fundamentalistas se rían de ella.

Y ya la próxima vez que nos encontremos con NPG en el punto de venta, en Internet, o por medio de la recomendación de un tercero, tendremos la oportunidad de acercarnos más a ella y caer rendido en sus brazos si nos gusta.  O relegarla al olvido si no lo hace: eso ya es cosa de cada uno de nosotros.

Saludos a todos.