Esto es lo que me encuentro ayer al intentar conectarme a internet para ver un contenido deportivo.
La nota, tan cinematográfica y propia de peli policiaca americana, no sólo me informa de la clausura del site, sino que soy una especie de proscrito por intentar acceder a él. Es más, me recuerdan que puedo ser condenado a tres años de cárcel.
La verdad es que acojona: vista la tradicional obsesión de la administración americana con el comportamiento de los internautas españoles, no sé si estarán redactando ya peticiones masivas de extradiciones.
Más allá de la anécdota, me vienen a la mente todos esos que se quejan de la falta de garantías jurídicas que nos ofrece el país donde vivimos y comparo la impopular pero laboriosa elaboración y aprobación de la ley Sinde, con esta especie de asalto por la fuerza a una página de orígen español que se aloja en dominios .com y .org, que en pura teoría quedarían fuera de la jurisdicción norteamericana.
No soy un defensor a ultranza del contenido gratuito "para todos", pero entiendo que toda empresa debería tener un derecho a su defensa, antes de ser cerraza "a decretazo" sin posibilidad de ejercerlo.
Si la web es, o pretende ser, un foro universal y democrático gestionado por los internautas. Si además pretendemos que sirva como un trampolín para la universalización de la información y de la cultura, los contenidos no pueden ser cercenados por la acción subjetiva del poder policial en un país concreto.
Y menos cuando la página clausurada no es otra cosa que una web de enlaces (los mismos enlaces que puedo encontrar googleando con un poco de paciencia). Me pregunto (ingenuamente) por qué no cierran Google y acabarían antes.
Ya sé que mi blog no va de esto, pero al final soy blogger y el imperialismo me enerva.