El éxito del Partido de ROSA DIEZ

Según las encuestas el partido de Rosa Díez cuenta con un sorprendente 3% de intención de voto declarado (compárese con un 3,6% previsto para Izquierda Unida).

Rosa Diez es una política de carrera: funcionaria de profesión, trabajó más de una década en la Diputación Foral de Vizcaya hasta llegar a Consejera de Comercio del País Vasco entre el 91 y el 98 y Europarlamentaria entre el 99 y el 2007. Siempre en el PSOE.

En agosto de 2007 sale del PSOE dando un sonoro portazo cuyo ruido aprovecha para lograr los primeros fogonazos de notoriedad para su nuevo partido: UPD (Unión Progreso y Democracia).

Con un modestísimo presupuesto de comunicación, consigue obtener representación parlamentaria en las últimas Elecciones Generales. Un resultado sorprendente en un país ideológicamente tan maniqueo como el nuestro con un universo político fagocitado por las dos grandes fuerzas electorales: PSOE y PP.

Su éxito se basa en tres pilares:

– Claridad: Rosa Díez construye su argumentario político sobre una idea nada más. Queremos vivir en libertad en una España -cámbiese ahora por Europa- cohesionada y sin pagar chantaje alguno al nacionalismo. En el discurso que nos llega a través de los medios, no hay atisbo alguno de contenido económico, ni propuestas en materia de política social, nada sobre educación, nada sobre sanidad, ni política exterior. Pero da igual… Una sola idea, concisa y formulada consistentemente y sin ambages, es suficiente.

– Coherencia: ni ella ni sus colaboradores se saltan jamás el guión. No se separa de esa imagen de anti-partido cercano a los ciudadanos. Ello les permite acercarse a los votantes desencantados con los dos grandes partidos nacionales.

– Credibilidad: no olvidemos el motivo por el que R. Díez funda su partido: el hartazgo con las concesiones del PSOE al nacionalismo. Eso le otorga la credibilidad necesaria para alzar la voz y protestar ante cualquier maniobra política de los nacionalistas.

– Corriente de opinión: su posición "independiente" al margen del ideario de los grandes partidos, le ha granjeado simpatizantes entre intelectuales y periodistas con gran presencia en los medios. Personajes como Victoria Prego, Fernando Sánchez-Dragó, incluso Pedro J colaboran a la notoriedad de su partido propagando boca a boca desde distintas tertulias.

De los resultados de Rosa Díez y su partido se puede extraer una valiosa conclusión para cualquier marca (un partido político también es una marca ya que se alimenta como aquellas del establecimiento de relaciones de confianza con sus votantes -o clientes-). Vivimos en una sociedad sobrecomunicada: cada uno de nosotros recibe más de 200 mensajes publicitarios cada día. Es imposible atender a todo, comprenderlo todo, y menos aún recordarlo todo. El futuro pertenece no a las marcas más grandes, a las más capaces de gastar presupuestos multimillonarios en publicidad. El futuro es de aquellos capaces de comunicar creíblemente ideas sencillas y diferenciadas que logren atravesar este maremagnum de ruido para colarse en nuestro cerebro.

Perdón por enturbiar la jornada de reflexión.