Mientras cruzo Madrid en la moto para dar una clase en la Escuela de Publicidad, veo los laterales de la Castellana plagadas de marquesinas de Dove Men.
Hombre estupendo, moderno y dinámico pero sensible que sostiene en sus brazos a una niña -suponemos que su hija-. Me pregunto qué nos ofrece de nuevo esta propuesta en el año 2010.
Hace 12 años trabajaba como brand manager en NIVEA for Men y con ocasión del lanzamiento de un producto cosmético masculino más que avanzado en aquella época (la crema revitalizante Q10), nos curramos una potente campaña de relaciones públicas que me llevó a decenas de medios a hablar de ese nuevo hombre estupendo, sensible etc. para luego soltar mi cuñita sobre la crema. Repito: año 1998.
Me pregunto por qué una marca que ha tenido los arrestos para romper los códigos de la categoría ("belleza real"), malgasta los primeros disparos de su nueva línea masculina con mensajes tan anacrónicos e irrelevantes.
Hace unos cuantos años que en los países mediterráneos ha dejado de ser noticia que los hombres hagan mimos a sus hijos.
Y hace todavía más años que los hombres disponemos de productos hidratantes que nos hacen "sentir bien en nuestra piel". Así que, a menos que los señores de Unilever (propietarios de la marca), nos estén preparando un follow up de campaña más estimulante, dudo que esta nueva línea desplace a los Sanex Men, Nivea, La toja o Gillette de este mundo.