Business plans tallados en piedra
¿Cómo innovar en la empresa? La cuestión tal vez parezca ciencia ficción para un pequeño negocio. Tendemos a creer que solo las empresas más grandes tienen el margen de recursos necesario para invertir en innovación de producto o procesos.
Según el informe de Innova Spain, menos de la mitad de las empresas españolas han emprendido recientemente algún tipo de innovación. Me sorprende, porque el nuestro es un país creativo. Distintos ámbitos de nuestra sociedad como el cultural y el deportivo, demuestran el talento que atesora la gente.
Opino que esta alergia a innovar se debe a que nos aferramos a modelos de negocio inmovilistas, como si estuviesen tallados en piedra.
Emprendemos nuestra actividad y nos mantenemos fieles a nuestro modus operandi caiga quien caiga, en lugar de aprender a optimizar aquello que puede optimizarse.
Las escuelas de negocio han hecho mucho daño. Hablo por mí: me hicieron mucho daño. Importan más las previsiones en Excel que el realismo de la tesorería. Importa más la cháchara de Power Point que la cruda realidad del negocio. Nos capacitan para diseñar el futuro ignorando que el futuro no se puede prever.
Está bien modelar un proyecto, pero siendo conscientes de que cualquier plan de negocio ha de ser flexible, porque cualquier similitud entre lo que prevemos y lo que luego experimentamos al convertir nuestro proyecto en realidad, es pura coincidencia. Salir al mercado equivale al momento en que Neo se toma la píldora en Matrix para salir al mundo real, descubriendo un mundo oscuro, áspero y amenazante.
Abandonar los raíles para tomar distintos caminos
Nos espanta innovar porque lo entendemos como reinventarnos desde cero. Y sin embargo, si buscas innovar en el diccionario, verás:
Innovar es algo tan sencillo como «mudar o alterar algo, introduciendo novedades«. Es decir, nos referimos:
- más a lo que los japoneses llaman «kaizen» (pequeñas mejoras que, cuando se acumulan llegan a producir un impacto positivo en el negocio),
- y menos a lo que llaman «kairyo» (un gran salto disruptivo en tu forma de trabajar).
Nos conformamos con seguir nuestro trayecto sobre unos raíles que creemos seguros, como en el tren. Unos raíles que nos impiden desviarnos ni medio centímetro del camino previsto. Olvidando que cuando nos enfocamos a un objetivo, los posibles caminos para llegar hasta él son muchos.
La supuesta seguridad de transitar por los raíles nos impide tomar esos otros caminos que podrían ser más adecuados para llegar al destino.
Por eso digo que la rigidez de los planes de Power Point es una trampa gigantesca. Cerré una empresa por esto, sé de qué hablo. Comparto con vosotros 10 pequeñas prácticas para abandonar (aunque sean mínimamente) los raíles e innovar todos los días.
¿Cómo innovar en la empresa sin tener que volver a la Universidad?
10 formas de innovar sin tener un doctorado en Ingeniería
1.Siempre que el presupuesto de innovación te lo permita ;) compra (hoy mejor que mañana) y lee el Pensamiento Lateral de Edward de Bono. Habla de cómo pensar con una mente limpia, romper los clichés típicos en todos los trabajos (en mayor o menor medida, la rutina y la repetición de tareas tiende a convertirnos en burócratas), y perder el miedo a innovar.
2. Forma tu pequeño equipo de innovación. Esto no consiste en rodearte de técnicos con bata blanca y gafas de culo de botella sino de personas inquietas que quieran mejorar el rendimiento, ¡mejorando ellos su propio rendimiento! Esta idea procede de la industria automovilística japonesa donde utilizan estos «círculos de calidad» para proponer pequeñas mejoras que redunden en el bienestar del empleado y la productividad de la empresa (¡es que son lo mismo!).
3. En lugar de tomar distancia con ellos, procura exigir a tus clientes un feedback inmediato y continuo sobre tu trabajo. Nadie sabe más sobre tu producto que quien lo consume. Este es el fundamento del libro superventas Lean Start Up. Lanzar pronto el producto para equivocarte pronto (gracias al feedback de los clientes) y arreglarlo pronto también.
4. Si tu idea no levanta ampollas en tu empresa, quizá no sea tan buena como piensas. Si no entraña riesgo, ¿quizá sea más de lo mismo?. Fomenta la discrepancia.
5. Y si tu idea es más de lo mismo no inviertas ni tu dinero ni tu tiempo en ella. En el mercado sobran los productos indiferenciados (según los expertos alrededor de un 80% lo son).
6. No hace falta inventar nada. Porque todo (o casi todo) está ya inventado. Piensa en Google, que llegó al mercado cuatro años después de Yahoo. ¿Acaso haces tus búsquedas en Yahoo? Mejor piensa en cómo ser diferente a tu competencia.
7. No te aisles, cultiva tus relaciones. Cuando te relacionas, aumentas tus posibilidades de que alguien comparta contigo nuevas ideas, te permita contrastar las tuyas y en definitiva, te inspire. Por otro lado tu network añade valor a tu cotización como profesional, te dediques a lo que te dediques.
8. Comparte el conocimiento. Porque es acumulativa, tu creatividad construirá sobre la de tu vecino. No temas que te roben una idea. Nadie se hace de oro con una idea, sino con su ejecución.
9. Toma ideas prestadas orgullosamente. Esto es algo que aprendí trabajando para nuestro cliente BAT desde el grupo publicitario Grey. Copiar algo para mejorarlo está lejos de ser una vergüenza: de hecho, es la explicación misma del desarrollo humano.
10. Invierte en ti mismo. Si te apetece leer, lee algo que te inspire y puedas recordar (puede ser un best seller de ficción, ¿por qué no?). Y si puedes, descansa. Deja para mañana lo que no es imprescindible que hagas hoy.
Ni que decir tiene que no tengo la suficiente constancia para seguir todos estos pasos. Pero lo intento…
Hay días peores y mejores. Incluso épocas. Pero, insisto, del interés por optimizar lo que haces pueden derivarse pequeñas mejoras (recuerda: el Kaizen de los japoneses). Al transitar de forma monótona y conformista por los raíles solo empobreces tu oferta, porque otros avanzan más rápido que tú.
Saludos a todos.